La implantación, dentro de este recinto histórico, de un AULA de TEOLOGÍA,  es fruto directo de esta conmemoración del 450 aniversario de la bula de Pío V, por la que elevaba a Universidad el anterior Studium dominico de esta ciudad. El actual obispo emérito D. Jesús Murgui acogió la iniciativa de emprender, a partir de esta conmemoración, estudios de grado superior en la sede del Colegio Santo Domingo, dentro del marco histórico de la antigua Universidad. Con ese gesto se quería, al menos simbólicamente, significar la prolongación de la enseñanza universitaria en este entorno singular. La iniciativa, que sería de carácter exclusivamente diocesano, se trasladó al Instituto Superior de Ciencias Religiosas “San Pablo” que, desde hace exactamente veinte años viene ofertando ya una formación, de grado superior (universitaria), para que diseñará el modo y la forma académica de este tipo de enseñanza.

Esta AULA de TEOLOGÍA, que se inicia desde ahora, dedicada al estudio de la Teología y las demás ciencias afines necesarias a su acceso, como la filosofía y las ciencias humanas aplicadas al estudio de la religión. La configuración de esta AULA contempla una organización ejecutiva y gestora, que es competencia del equipo directivo de Colegio, y una organización académica de los cursos, encomendada al Instituto Superior de Ciencias Religiosas, que se encargará de coordinar las materias a enseñar y los profesores que las impartan. El plan de estudios contempla el recorrido completo por todas asignaturas que componen el curriculum ordinario de la teología, de manera que el alumno pueda adquirir así una síntesis orgánica del misterio cristiano. El objetivo de este AULA es, por tanto, acercar el estudio de la teología a todos, fieles cristianos laicos y vida religiosa, agentes de pastoral, pero de un modo especial, a los docentes de colegios diocesanos y escuelas católicas, para ayudarles en su tarea de transmitir el evangelio en diálogo permanente con las demás ciencias.

La naturaleza y el perfil de los destinatarios, por otra parte, propiciara seguro nuevos impulsos de vitalidad para la teología en su permanente y constante vocación universitaria. La teología, a impartir en esta AULA, quiere, aunar, por un parte, su rigor científico, propio de su naturaleza íntima, como ciencia de la fe, con una proyección, por otra parte, pedagógica y pastoral, que la haga abierta al mundo y capaz de dialogar con las ciencias, como es propio del ágora universitaria. Una teología, por tanto, puesta al servicio de la evangelización y de la transmisión de la fe, en esta nueva etapa misionera de la Iglesia, que exige —tal como el Papa Francisco ha demandado, en la nueva Constitución apostólica Veritatis Gaudium, y recordado recientemente, en el Convegno de Nápoles— que la formación académica y la investigación científica promuevan un cambio radical de paradigma (o “una valiente revolución cultural”) a favor de un progreso solidario y un humanismo integral. En esa tarea, la teología está destinada a colaborar, a través de su rico patrimonio intelectual, fomentando una unidad en el saber, fecunda e integradora con las demás disciplinas.

La aportación de esta AULA a esta empresa es, sin duda, modesta. Pero quiere ser un germen, una semilla que, como en todos los comienzos evangélicos, está llamada a crecer y fructificar. Al implantarse hoy, desde nuestra propia ladera diocesana, desea ser también un foco de atracción para que otras iniciativas universitarias colaboren y se sumen al fin propuesto.

El AULA de teología, que ahora comienza, en este marco incomparable, quiere ser así testigo del encuentro entre el pasado y el presente. Aquella teología que en otro tiempo se enseñó en este lugar, y que perteneció, sin duda alguna, a la brillante edad de oro de la teología española del siglo XVI y XVIII, viene a desembocar ahora y a prolongarse muy humildemente en la que se comienza en este momento a volver a enseñarse. Entre los mismos muros y las piedras que nos albergan aparecen fundidas las mismas aspiraciones de una y otra: dar una palabra a Dios, para que su voz resuene entre los hombres, para que su Palabra haga morada en el corazón y en las mentes de todos aquellos que se acercan, sedientos, a la fuente de la sabiduría.

Palabras del Rvdo. D. Pedro Luis Vives durante la Celebración del Congreso Diocesano de Educación, celebrado en el Colegio Diocesano Santo Domingo.